Consideradas por muchos una forma de mantener vivas las ascuas de la pasión, las fantasías sexuales están ahí para quitar los tintes de aburrimiento de cada encuentro, para que la monotonía abandone su estadía en la vida sexual de las personas. Serán positivas para los miembros de la relación siempre y cuando exista la clara convicción de lo que significan y además hayan sido aprobadas por ambos. Al igual que el amor, no es algo que pueda provenir solo de una de las partes, si no es compartida por ambos, entonces puede generar inconvenientes más que beneficios. Ahora veremos más de cerca cómo es la persona de signo Piscis en este aspecto de su vida. Habremos de recordar siempre que el signo solar es tan solo una forma general de diseccionar las tendencias de una persona.
Piscis en las marismas de sus fantasías sexuales
Las personas de este signo viven durante la mayor parte de sus días flotando en los prolijos valles de sus fantasías, por tanto, esta realidad les es menos familiar. Por ello, valorarán sobremanera a quien tenga la habilidad de ingresar en estas fantasías haciéndose parte de ellas y enriqueciéndolas con su toque personal. Por el contrario, se mostrarán inconformes cuando alguien los arranque bruscamente de sus ensoñaciones.
En lo sexual, son personas tiernas, sensibles y dóciles; demandan mucho amor y, cuando sienten que se las ama, están dispuestas a satisfacer las fantasías sexuales de quien las posee. Rezuman un aire sensual delirante, como envueltos en una fiebre que las hace muy atractivas. Se entusiasman rápidamente con el sexo y son muy apasionados. Puesto que escapan casi permanentemente de la realidad y se confinan en el arte como la mejor manera de manifestarse, necesitan que el fuego que los une a sus amantes se mantenga siempre llameante y vivo; de lo contrario se desinteresan con rapidez.
La entrega total de Piscis a su amado
Mientras el ajetreado mundo marcha presuroso bajo sus pies, Piscis se mantiene alejado de los problemas, de los inconvenientes y de los apuros de la vida, como si nada de ello importara. Por ello, al hundirse en los cálidos brazos de su amante, Piscis no reserva para sí ningún aliento retenido; da cuanto tiene a la mano sin pensar en el mañana, sin prestar atención al tiempo que durará la relación. Se entrega con mucha pasión pero sin actitud frenética; delirante y perdido en el éxtasis, se interna con mayor fuerza en sus fantasías.
Más allá del físico o el intelecto de su amante, Piscis busca algo que no todos poseen; saben reconocerlo cuando lo tienen al alcance. Amalgama de magia y hechizo, encantamientos que le arrebatan la voluntad y someten su cuerpo arrobado, extraviado en la inmensidad de sí mismo. Su forma de tomarse la vida influye también en el traqueteo de la cama. Se dejan conducir mansamente, sin terciar barreras. Se dejan guiar por la mano de su amante dondequiera que los lleve. Sus sentidos se mantienen siempre a la expectativa para atrapar al paso cualquier gota de licor que los mantenga embriagados durante el acto sexual.