Se tiene muy poca precisión del origen histórico de las cartas del tarot. Algunos historiadores creen que la cartomancia inició durante el siglo XV y varios siglos después sabemos aún de las ventajas de consultar el tarot para guiar nuestro camino. Dentro de las cosas que más conocemos, sabemos que son un total 78 barajas divididas en arcanos mayores y menores. Las primeras nos ayudan a descifrar mensajes de lo que puede sucedernos, sobre todo a nivel interno y las segundas, nos dan datos más específicos. El solo hacer mención de algunas de las cosas que entendemos sobre el tarot, nos hace entender que un mundo entero de posibilidades se posa sobre la práctica. ¿Pero que podemos saber del tarot? Reflexionemos por un momento.
Una forma de adivinación y tres métodos de lectura
Las cartas del tarot están concebidas para ser el medio de un mensaje premonitorio y energético del universo. Bajo su uso, existen al menos tres métodos de adivinación: magnetismo, o concentración e intuición. Esto solo indica que el tarotista recibe el mensaje mediante el movimiento energético, el cual le invita a tomar una u otra carta en un hecho que no puede ser una casualidad, sino por el contrario una causalidad. Lo segundo es la concentración, un elemento muy importante que es lo que define la precisión y profesionalismo del vidente.
Los tarotistas realizan una serie de rituales, mentalización y ejercicios de concentración con el objetivo de convertirse en receptores del mensaje adivinatorio. Además, también se limpian energéticamente para mejorar su capacidad de entendimiento. En pocas palabras, ellos deben asumir ciertos procedimientos para mejorar su percepción extrasensorial. Por último, el método intuitivo tiene que ver con la capacidad que tiene el tarotista para recibir e interpretar una premonición. Es en este estadio donde consideramos las capacidades innatas de un individuo que ha sido elegido para transmitir los mensajes celestiales. Nos referimos a un nivel de percepción que está por encima de la racionalidad limitada del individuo. Cada tarotista se enfoca en su método, aunque la lectura de cartas conlleva los tres elementos antes mencionados.
Tarot, horóscopo y popularización
Tanto el tarot como el horóscopo son dos métodos de adivinación. Mesclados han permitido la masificación de la adivinación en la televisión, periódicos y la Internet. Ambos se retroalimentan para poder atender a la demanda de los creyentes. Sin la ayuda del tarot, sería imposible realizar adivinaciones colectivas en función de los signos zodiacales. Lo mismo ocurre en sentido inverso y es por eso que ambas prácticas se mantienen unidas. De no ser por esto, las adivinaciones serían simplemente personales y dependerían de las visitas particulares a los espiritistas.
En este binomio casi perfecto, la astrología permite el cálculo de los fenómenos planetarios dando un basamento más realista a las adivinaciones. En cambio, el mensaje energético y celestial es captado gracias al tarot, que hace de medio para la transmisión de la información. Claro que si queremos predicciones más certeras y personales lo correcto es dirigirnos con un espiritista. El uso del tarot está en auge y todos los días se usa en medios de comunicación masivos. Mientras las personas sientan curiosidad por su futuro, esta práctica se seguirá extendiendo de generación en generación.